Detener la propagación del software espía comercial se está convirtiendo en una tarea demasiado difícil incluso para los gigantes tecnológicos como Apple. La empresa abandonó su esfuerzo legal de años contra el distribuidor del software espía Pegasus, NSO Group, y se negó a entregar información confidencial sobre amenazas que, según dijo, podría ser utilizada por adversarios contra sus propias defensas de seguridad.
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