Cellebrite ha sido utilizada de manera frecuente en Serbia, dirigiendo sus operaciones a miembros de la sociedad civil, según el informe de Amnistía. En su declaración, la empresa indicó que realiza una evaluación anual y ad hoc de los gobiernos que utilizan su tecnología, teniendo en cuenta cambios en el contexto político y cultural. Tras revisar los hallazgos de Amnistía, Cellebrite decidió que ya no podía seguir licenciando su producto a Serbia.
La compañía enfatizó que su misión se basa en el uso ético y legal de su tecnología, señalando que su programa de cumplimiento y ética está diseñado para asegurar que solo naciones democráticas hagan un uso responsable de sus productos, lo que contribuye a su objetivo de acelerar la justicia y salvaguardar vidas.
Según la información disponible en su sitio web, Cellebrite evalúa tanto registros recientes como históricos de derechos humanos y otros factores restrictivos antes de trabajar con gobiernos específicos. Aseguran respaldar los ideales democráticos, como la libertad de expresión y la independencia de la prensa, y se niegan a desarrollar productos que faciliten la vigilancia o el monitoreo por parte de gobiernos.
Serbia, bajo un régimen autoritario, ha intensificado su represión contra disidentes, manifestantes y periodistas. Desde 2021, han surgido protestas continuas contra el gobierno, que ha reforzado un entorno represivo. Expertos indican que desde 2019, Serbia no ha sido verdaderamente democrática, lo que ha derivado en un incremento del autoritarismo. Un informe reciente de Freedom House subraya que el ataque del gobierno a las instituciones democráticas ha consolidado este régimen autoritario.
El mismo día que Cellebrite hizo su anuncio, las autoridades serbias allanaron la sede de al menos cuatro grupos de la sociedad civil, acusándolos de malversar fondos de desarrollo internacional proporcionados por EE.UU. La red internacional de verificación de hechos, que evalúa la veracidad de las afirmaciones gubernamentales, condenó este acto como una escalada en la represión de organizaciones independientes. Esto resalta un patrón de intimidad contra la sociedad civil en Serbia.
El informe de Amnistía sobre Cellebrite reveló que un activista y un periodista ambiental habían sido objetivo de abusos. Un caso notable involucró al periodista de investigación Slaviša Milanov, cuyo teléfono fue aparentemente infectado con spyware después de que fue detenido en una parada de tráfico. La policía confiscó su dispositivo y eventualmente, se descubrió que había sido analizado con tecnología de Cellebrite. Milanov no había recibido ninguna solicitud de acceder a su teléfono ni fue informado de que lo estaban buscando.
Amnistía Internacional emitió una declaración el miércoles, señalando que Cellebrite debería reforzar sus procesos para evitar que regímenes represivos usen su tecnología. Donncha Ó Cearbhaill, jefe del Laboratorio de Seguridad de la organización, aseveró que debe detenerse cualquier exportación de tecnología de vigilancia a Serbia hasta que el país implemente un sistema efectivo y supervisado que garantice la privacidad y otros derechos humanos.
Este episodio refleja las preocupaciones sobre el uso de la tecnología de vigilancia en entornos autoritarios y la necesidad de que las empresas tecnológicas tomen medidas más rigurosas para evitar abusos en los derechos humanos.
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