La recompensa también se extiende a cualquier posible cliente que utilice los servicios de estos piratas informáticos en operaciones dirigidas a la infraestructura crítica de Estados Unidos. El Departamento de Estado enfatiza que se ofrece esta cantidad por información que revele actividades maliciosas cibernéticas en violación de la Ley de Fraude y Abuso Informático (CFAA). Aquellos que tengan información deben comunicarse con el programa a través de un canal seguro basado en Tor.
Desde su implementación, más de 250 millones de dólares han sido distribuidos a más de 125 informantes que proporcionaron información valiosa para salvaguardar la seguridad nacional de Estados Unidos.
Maxim Rudometov, supuesto desarrollador de Redline y administrador de la infraestructura correspondiente, fue procesado en EE. UU. tras una operación internacional conjunta conocida como «Operación Magnus». Según el Departamento de Justicia, Rudometov accedía y gestionaba regularmente la infraestructura de Redline, utilizaba cuentas de criptomonedas para recibir pagos y estaba en posesión del malware asociado a esta operación.
Recientemente, la policía holandesa, en cooperación con socios internacionales, desmanteló las plataformas de Redline y Meta, las cuales estaban ligadas al robo de millones de credenciales de cuenta. Como parte del operativo, las autoridades confiscaban cuentas de Telegram utilizadas para promover el malware a posibles compradores.
A pesar de que aún no está claro si Rudometov ha sido arrestado, se enfrenta a la posibilidad de una condena de hasta 35 años en prisión si es hallado culpable de cargos que incluyen fraude de dispositivos de acceso, conspiración para cometer intrusión informática y lavado de dinero.
La firma de ciberseguridad Eset también participó en esta operación de represión, donde actuó como asesor técnico y ayudó a identificar una red de más de 1,200 servidores asociados con las operaciones de malware. Como resultado de estas verificaciones, Eset lanzó un escáner en línea para ayudar a potenciales víctimas a determinar si están infectadas con Redline o Meta Malware.
Este esfuerzo del Departamento de Estado se enmarca dentro de una tendencia creciente de Estados Unidos de abordar las amenazas cibernéticas mediante recompensas que fomentan la cooperación de individuos que pudieran tener información relevante. La lucha contra el cibercrimen se ha vuelto un foco central para proteger la infraestructura crítica y la seguridad nacional, dado el creciente número de ataques que pueden comprometer sistemas vitals en el país. La iniciativa busca desacelerar o incluso detener las operaciones maliciosas que afectan la integridad de las instituciones americanas mediante el uso de incentivos económicos para que las personas se sientan motivadas a denunciar a los actores que operan en la sombra de estas redes delictivas.
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