El Ministerio Federal del Interior y la Administración del Interior se apresuró a responder a estas acusaciones, enfatizando que las elecciones federales no sufrieron manipulación por parte de actores extranjeros. Indicaron que no hubo interferencia directa en el proceso electoral, resaltando que el uso de papeleo para las votaciones garantiza la integridad del proceso. No obstante, reconocieron la existencia de intentos de influencia internacional destinados a socavar la confianza en el sistema democrático y a influir en el comportamiento de los votantes antes del día de la votación. Específicamente, señalaron que Rusia llevó a cabo diversas campañas encubiertas de influencia en el espacio informativo para tratar de manipular los resultados a su favor.
El vocero del Ministerio del Interior agregó que, a pesar de los intentos de influencia, estos tuvieron un alcance relativamente limitado. Las autoridades alemanas habían estado alertando sobre los intentos de Rusia de interferir en las elecciones durante varios meses antes del evento. Específicamente, en el día anterior a las elecciones, se alertó sobre la circulación de videos falsos que supuestamente mostraban pruebas de manipulación del voto. Estos videos estaban diseñados para provocar descontento entre los seguidores de la AFD, mostrando papeletas faltantes o marcadas a favor de la AFD. Las autoridades evaluaron que estos incidentes eran parte de una campaña organizada por un grupo ruso conocido como Storm-1516, que también había sido identificado previamente como actor en intentos de interferencia en las elecciones de EE.UU.
La cuestión de cómo medir el impacto de las operaciones de influencia es un tema debatido en el ámbito político desde hace años. Muchos especialistas advierten que sobrestimar el efecto de estas intervenciones podría beneficiar al adversario. Por otro lado, la falta de un mecanismo efectivo para evaluar el impacto de estas influencias ha suscitado críticas hacia los gobiernos, acusándolos de no abordar adecuadamente el problema. Por ejemplo, una investigación parlamentaria británica de 2019 en torno a noticias falsas y desinformación lamentó que el gobierno no podía afirmar de manera concluyente que no hubo pruebas de interferencia exitosa en sus procesos democráticos, dado que el término «exitoso» es difícil de definir retrospectivamente.
Este debate sobre la manipulación de procesos democráticos, la influencia extranjera y su efecto en el comportamiento electoral es central en la discusión contemporánea sobre la integridad de las democracias. La situación en Alemania, marcada por el ascenso de partidos extremistas y la vigilancia de influencias externas, refleja un panorama global donde la desinformación y las campañas encubiertas se han convertido en preocupaciones omnipresentes. La respuesta del gobierno alemán busca tranquilizar a la población sobre la integridad de su proceso electoral, aunque las advertencias sobre la influencia extranjera persisten y continúan planteando interrogantes sobre el futuro de la democracia en el contexto actual.
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