Los fiscales han alegado que Wagenius estaba involucrado en un plan más grande que comprometió más de 150 cuentas mediante un grupo de hackers conocido como «SnowCro», el cual tenía la intención de filtrar datos a menos que se pagara un rescate. Se afirma que Wagenius fue reclutado por otros dos coacusados para ayudar en esta extorsión.
Wagenius se sospecha que operaba bajo el seudónimo «KiberPhant0m», un grupo que se jactó de haber comprometido a diversas compañías de telecomunicaciones, incluidas AT&T y Verizon, y supuestamente tenía en su poder los registros de llamadas de figuras prominentes como Donald Trump y Kamala Harris. En una amenaza lanzada a AT&T, el grupo advirtió que liberaría registros sensibles del gobierno si no se contactaban, mostrando así su intención de hacer valer la extorsión. En un foro de delitos cibernéticos, «KiberPhant0m» afirmó: «¿No crees que no tengamos planes en caso de arresto? ¡Piense de nuevo!», sugiriendo que estaban listos para llevar a cabo sus amenazas.
Los otros dos coacusados, Alexander «Connor» Moucka y John Binns, supuestamente causaron pérdidas que superan los 2 millones de dólares a varias víctimas, incluido AT&T y Ticketmaster, y también enfrentan múltiples cargos, entre ellos conspiración y robo de identidad. Moucka fue arrestado en Canadá y Binns en Turquía, y ambos están a la espera de extradición. Los fiscales afirmaron en una presentación judicial que los casos de estos tres individuos están interconectados, surgiendo de la misma intrusión de datos y extorsión.
Wagenius podría enfrentarse a hasta 20 años de prisión y multas que ascienden a 500,000 dólares. Su arresto se produjo cerca de Fort Cavazos, Texas, donde están estacionadas varias divisiones del Ejército. Los documentos judiciales revelan que Moucka y Binns utilizaban un software especializado llamado «Rapeflake» para explorar datos robados, lo cual les facilitaba obtener información valiosa para sus intentos de extorsión.
Hasta el momento, ni el Ejército ni los involucrados en el esquema de piratería han ofrecido comentarios sobre los casos. El dilema destaca la creciente amenaza de los delitos cibernéticos y la extensión de la intrusión de datos en entidades importantes, revelando cuán vulnerable puede ser incluso el sector de telecomunicaciones frente a ataques sofisticados. Esta situación pone de relieve la necesidad de medidas más rigurosas en la protección de datos y en la seguridad cibernética, tanto para mantener la privacidad de los consumidores como para asegurar información sensible que podría estar en riesgo.
La admisión de culpabilidad de Wagenius y su conexión con el cibercrimen destacan no solo un problema importante de seguridad nacional, sino también las implicaciones éticas y legales que los delitos cibernéticos presentan en la era digital actual, donde la información personal puede ser fácilmente explotada a gran escala.
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